Tomemos la magia e imaginemos una red, una conexión en la que todos nos encontramos conectados como hilos invisibles que a su vez conforman una serie redes. Dichas redes se conectan entre si y crean un patrón universal que describe toda la vida, una inmensa red sumamente delicada, asta tal punto... que un acontecimiento que afecte a una de sus partes repercutirá en todo, pues la materia de la cual se compone es el Espíritu, o Quinto Elemento.
Cuando trabajamos con rituales o practicamos la hechicería, creamos nuevos patrones en esta gran red de espíritu. Antes de practicar cualquier tipo de magia hemos de formularnos una serie de cuestiones para asegurarnos que se respetará el bien estar de toda la red... y no solo la parte que habitamos.Algunas preguntas que debemos formularnos antes de practicar un hechizo...
-Pensad si realmente necesitáis un conjuro, los problemas requieren un esfuerzo para ser resueltos.
-No generéis falsas ilusiones ni a los demás ni a vosotros mismos.
-¿Realmente necesito un conjuro?
-¿Que me hace falta de verdad?
-¿Como repercutirá en mi la "Ley del triple retorno"?
Por último, a modo de ejemplo, sabed que no es posible cambiar el libre albedrío de otra persona mediante la magia, por lo que nadie debería aspirar a conseguir dichos fines y utilizar la magia con objetivos egoístas.
En resumen, la ética de la magia es de naturaleza práctica y se basa en gran medida en el sentido común. Si entras en el circulo mágico manifestando una actitud de respeto hacia los demás y hacia ti mismo alcanzarás el éxito en tu cometido y la experiencia será gratamente enriquecedora.